Diagnósticoorinoterapia

DIAGNÓSTICO Y TERAPIA DE ORINA

 

PRUEBAS MÉDICAS INVASIVAS Y PRUEBAS MÉDICAS NO INVASIVAS

Puede parecer una verdad de Perogrullo, pero sintiéndonos perfectamente bien, sin ningún síntoma de enfermedad, no tenernos por qué ir al médico ni hacernos ningún tipo de prueba diagnóstica: “para ver qué tal estoy”.

La decisión de someternos a exámenes médicos debe de estar muy justificada ya que siempre entraña peligro. No podemos dejar la decisión de someternos a pruebas diagnósticas en manos de nuestro médico, sino que dicha decisión, final, debe estar exclusivamente en nuestras manos.

Pruebas invasivas y pruebas no invasivas. Comúnmente se habla de dos tipos de pruebas diagnósticas: invasivas y no invasivas.

Las pruebas invasivas implican la penetración en el cuerpo de una aguja o dispositivo. Las pruebas invasivas con frecuencia pueden dar lugar a complicaciones o causar daños físicos, aparte de los daños psicológicos que naturalmente también pueden acarrear.

Como contraste, las pruebas “no invasivas” supuestamente implican la no penetración en el cuerpo de ningún tipo de dispositivo. Está muy extendida la creencia, por tanto, el que las “pruebas no invasivas” no causan ningún tipo de complicación o daño.

Realmente no existen pruebas no invasivas. Se piensa erróneamente que las «pruebas no invasivas» (sin penetración física del cuerpo) no causan ninguna complicación o daño. Sin embargo, en mi opinión, no existen pruebas «no invasivas», toda prueba implica una «invasión», física o psicológica, a menudo ambas.

Muchas de las llamadas pruebas «no invasivas» en realidad pueden causar daños más graves que las que causan la mayoría de las pruebas invasivas, tales como una simple inyección.

Aunque la afectación de una prueba médica “sólo” sea psicológica, en forma de preocupación, o estrés emocional y mental, se tratara de una prueba invasiva en toda regla.

Se consideran pruebas no invasivas algunas pruebas de alta tecnología, tales como electro y eco cardiogramas, radiografías, tomografías computarizadas, resonancias magnéticas o la toma de presión arterial, entre otras. Todas estas pruebas producen mayor o menor estrés a la inmensa mayoría de las personas.

Presión arterial. La simple toma de presión arterial produce en algunos pacientes tal estado de ansiedad que les provoca una instantánea subida de la misma. Tales pacientes precisan se les haga una medición de 24 horas de su presión arterial por medio de un “holter”.

Resonancia magnética. La prueba de Resonancia Magnética nuclear (RMN), supuestamente «no invasiva», en la que introducimos nuestro cuerpo en un tubo, provoca tal ansiedad a algunos pacientes que absolutamente les imposibilita someterse a la misma.

La cosa es tan grave que algunas personas, que no sufrían anteriormente de claustrofobia, la desarrollan tras una prueba de resonancia, padeciendo después claustrofobia de por vida.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que la curación de toda enfermedad depende en gran medida de nuestra actitud emocional y mental hacia la misma.

Dicho lo anterior, hay que admitir que puede haber momentos en los que esté totalmente justificado someterse a determinadas pruebas diagnósticas, sean o no invasivas.

CUÁNDO ACUDIR AL MÉDICO

En cuanto a la cuestión de cuando debemos acudir a nuestro médico o terapeuta, cabe preguntarse lo siguiente: ¿Qué gravedad deben de tener unos síntomas de enfermedad para que se justifique acudamos a nuestro médico?

Pienso, coincidiendo con lo que muchos médicos piensan, que sólo debemos acudir a nuestro médico o terapeuta de confianza si los síntomas de una determinada dolencia se manifiestan como realmente molestos o serios. No está justificado acudir al médico por una dolencia menor, tal como un resfriado común.

El diagnóstico, ¿cuanto antes mejor? En cuanto al eslogan «el diagnóstico, cuanto antes mejor», para un «diagnóstico temprano», se trata de un error de concepción que desde hace tiempo viene siendo cuestionado por la propia investigación médica.

La idea de obtener un “diagnóstico temprano” provoca que nos sometamos a exámenes médicos innecesarios y perjudiciales, tales como revisiones médicas periódicas, sin justificación alguna y sin esperar a tener ningún síntoma de enfermedad. Tal actitud general, lo que con frecuencia provoca es “sobre-tratamientos”, como veremos.

DIAGNÓSTICO, PRONÓSTICO Y TRATAMIENTO

El diagnóstico simplemente designa con un nombre la enfermedad que nuestro médico entiende tenemos. A veces entendemos erróneamente, porque el médico nos lo puede hacer entender así, que un diagnóstico es al mismo tiempo un pronóstico.

Con frecuencia parece que nos están comunicando un diagnóstico cuando en realidad se trata de un “diagnostico-pronóstico”. El pronóstico con frecuencia puede asustarnos anticipadamente por algo que todavía no ha ocurrido y puede que no llegue a ocurrir.

El pronóstico anticipa lo que nuestro médico piensa vaya a ser la evolución de la enfermedad diagnosticada. El médico debería explicar muy claramente que normalmente nos está haciendo simultáneamente dos pronunciamientos muy diferentes: un diagnóstico –estado actual de nuestro organismo-; y un pronóstico: lo que nuestro médico piensa puede suceder en cuanto a cómo puede evolucionar la enfermedad.

Un pronóstico será bueno o malo según veamos cual vaya a ser la evolución de la enfermedad, positiva o negativa.

¡Atención a lo que pronostica el pronóstico! El pronóstico predice una condición futura que aún no se ha materializado, ni tiene por qué materializarse. Si nuestra salud era buena antes del pronóstico, nuestra salud seguirá siendo igual de buena después, y ello independientemente del pronóstico, sin importar, como veremos, ¡cuán malo pueda ser dicho pronóstico!

El tratamiento. La primera disyuntiva que se nos plantea tras sernos comunicado un diagnóstico y pronóstico por parte de nuestro médico es qué tratamiento seguir: ¿convencional, o alternativo?
Puede parecer sorprendente, pero muchas enfermedades llegan a sanar espontáneamente, sin ningún tipo de tratamiento.

Nuestras defensas naturales no descansan un momento, y continuamente nos están defendiendo, sin que muchas veces nos apercibamos de ello, contra todo tipo de amenazas internas, tales como tumores y cánceres, como de ataques externos por parte de todo tipo de microorganismos tales como virus o bacterias.

Por lo tanto, una excelente y positiva opción que tenemos, al inicio de los primeros síntomas de toda enfermedad por muy grave que parezca, es la de pensar: ¡Tranquilidad! Observar y ver. No debemos precipitarnos a aplicar tratamiento alguno inmediatamente tras un diagnóstico.

Decisión en cuanto al tratamiento seguir. La decisión última en cuanto a un posible tratamiento, debe ser nuestra y solamente nuestra. El médico es como nuestro “asesor fiscal”, la responsabilidad ante nuestra “declaración de la renta” es nuestra y sólo nuestra, no de nuestro asesor, igual ocurre con cualquier tratamiento médico a seguir.

No podemos poner nuestra vida bajo la sola responsabilidad de nuestro médico, por muy competente que sea. Quien puede llegar a poner en peligro su propia vida propia somos nosotros, los pacientes, no el médico, POR LO TANTO TOCA INFORMARSE Y RESPONSABILIZARSE.

Si entre todo el abanico de terapias que se nos ofrecen, tanto convencionales como alternativas, elegimos seguir una Terapia de Orina, terapia que ha experimentado el que suscribe en sí mismo y sobre otros: ¡¡¡Enhorabuena, inmejorable elección!!!

Hemos decidido poner nuestra vida en nuestras propias manos, hemos decido llevar el proceso de curación bajo nuestro total control y responsabilidad.

La buena noticia ¡todo son buenas noticias con la Terapia de Orina!, es que el diagnóstico previo que tengamos (o no tengamos) de nuestra enfermedad es indiferente, no juega ningún papel dentro de la Terapia de Orina. La Terapia de Orina se aplica por igual a toda enfermedad.

En efecto, la Terapia de Orina o Ayuno de Orina (que es lo mismo) fue concebida, desarrollada y aplicada por su fundador, John William Armstrong (The Water of Life, 1944), como una terapia para la salud y no sólo para la enfermedad. La terapia de orina es aplicable, conforme expone Armstrong, a toda enfermedad independientemente de su diagnóstico.

SOBREDIAGNÓSTICO Y SOBRETRATAMIENTO

Encontrándonos bien de salud, sin el más mínimo síntoma de enfermedad o malestar, una regla de oro debería ser evitar someterse a ningún tipo de tratamiento o prueba.

No obstante pueden darse circunstancias y situaciones especiales o fortuitas que puedan hacer nos veamos obligados a someternos a determinadas pruebas diagnósticas, aún sin padecer enfermedad alguna. De todas formas, unos síntomas ligeros debido a una pequeña dolencia, tal como un resfriado, en modo alguno justificarían someterse a ningún tipo de prueba.

La comunicación inadecuada de un diagnóstico grave o terminal a un paciente puede abrumarle de tal manera que le haga caer en una profunda depresión, añadiendo dolor al dolor, dificultando enormemente la eventual curación de la enfermedad.

¿Beneficia o perjudica a una persona el que le diagnostiquen una «enfermedad latente» de cuya existencia no tenía la más mínima idea y que no le causaba el más mínimo síntoma o malestar?
Puede parecer sorprendente, pero en la gran mayoría de los casos el diagnóstico de una enfermedad, que no presentaba síntomas externos, supone más perjuicios que beneficios, ¡incluso puede suponer la muerte de una persona perfectamente sana por sobre-diagnóstico y consiguiente sobre-tratamiento! como veremos más ampliamente a lo largo de este artículo.

Desentrañemos un poco el misterio y anticipemos un par de temas que explicaremos con más profundidad a continuación.

Temática primera. Se ha ido sabiendo, por parte de la medicina convencional, que hay tumores (y enfermedades) que o bien no evolucionan o bien lo hacen con tal lentitud que no presentarán síntoma de enfermedad, molestia o inconveniente alguno a lo largo de toda la vida del paciente.
Las autopsias revelan que muchas personas pueden llegar a fallecer de muerte natural o por cualquier otra causa menos por un tumor nunca en vida detectado, y que no llegó a presentar ningún tipo de síntomas o molestias.

Temática segunda. En cuanto a los supuestos beneficios del llamado «diagnóstico precoz», promovido con el eslogan «cuanto antes mejor», dicha práctica ha llevado a menudo a personas en perfecto estado de salud a someterse a exámenes médicos y pruebas diagnósticas innecesarias e injustificadas, a menudo altamente perjudiciales.

COMO NO COMUNICAR UN DIAGNÓSTICO-PRONÓSTICO, ESTUDIO DE CASO

En mi propio caso, previamente a serme diagnosticado el cáncer de forma fortuita en unos análisis rutinarios, nunca me había producido síntoma alguno de enfermedad.

En una revisión periódica de mi cáncer, cerca de dos años antes diagnosticado como «cáncer avanzado de próstata con metástasis a los ganglios linfáticos», un análisis de sangre mostraba un PSA relativamente elevado.

El urólogo a la vista del análisis me dijo que, claro, al haber yo rehusado someterme a ninguna de las 2 terapias de tratamiento reiteradamente ofrecidas: radioterapia con hormonoterapia (2 años de tratamiento) o cirugía radical; el tumor, conforme revelaba el PSA, mostraba claros signos de agravamiento.

Cuando pregunté al doctor ¿qué explicación encontraba para el hecho de que yo me encontrara perfectamente bien, mejor que nunca en mi vida, a mis 76 años, sin ninguna molestia o signo de enfermedad y practicando montañismo a un máximo nivel de exigencia?
El médico me contestó lacónicamente: «es mental».

Luego, por increíble que parezca el médico en tono críptico continuó con la siguiente pregunta: «¿Es Usted creyente?».

Creí entender bien por donde iba la pregunta, pero preferí no darme por enterado, respondiendo tranquilamente: “No. No soy creyente, pero tengo un gran respeto por toda religión o creencia».

Entonces el doctor, siguiendo con su tono críptico, me dijo algo que aclaraba completamente el sentido de su pregunta: «Prepare a la familia».

Ahí acabó la conversación. Me despedí del doctor evitando pedirle más aclaraciones, pues ni las necesitaba ni estaba mínimamente preocupado. Estaba muy claro lo que el doctor quería trasmitirme.

Este puede ser un caso paradigmático por el que podemos ver cómo un médico puede faltar a la ética profesional más elemental e incluso al sentido común, y ello en cuanto a cómo comunicar al enfermo o entorno familiar un pronóstico de enfermedad “grave o terminal», lo cual debe hacerse con el debido respeto, cuidado y preparación del paciente.

 

ENFERMEDADES IATROGÉNICAS
En determinados momentos o situaciones, podemos sentirnos empujados por nuestro médico a someternos a toda una serie de pruebas diagnósticas, que pueden conducir a sobre-diagnósticos y sobre-tratamientos.

Con esto no quiero decir que no pueda estar indicado hacerse nunca unas pruebas diagnósticas. Lo que quiero decir es que toda prueba diagnóstica, justificada o no, entraña siempre riesgos, riesgos que se nos deben explicar y que debemos conocer y asumir.

No en vano existe un término medico cuya culta etimología griega oculta para la mayoría de los mortales lo que significa: IATROGENIA.

“Enfermedades iatrogénicas”, enfermedades generadas por el médico o su tratamiento. De “iatros” médico y “génesis”, engendrar.

“Primum non nocere”, primero no hacer daño. Advertencia dirigida a los médicos por el Padre de la Medicina, Hipócrates, cuando hace cerca de 2500 años dijo que el primer deber del médico era no hacer daño al enfermo.

Hipócrates consideraba además como más bien modesta la labor del médico: “el médico trata, la naturaleza sana”.

Falsos positivos. Con el diagnóstico precoz de una enfermedad, cuando todavía no presenta síntomas, lo que se pretende es la detección de la enfermedad en sus inicios, cuando se supone que su tratamiento será más fácil y eficaz. Sin embargo, el diagnóstico precoz ha dado lugar a muchos falsos positivos, con graves consecuencias iatrogénicas posteriores.

Toda prueba médica, justificada o no, implica un riesgo. Así, el cribado aleatorio de poblaciones enteras para detección de casos asintomáticos de determinadas enfermedades ha dado lugar a “sobre-diagnósticos”. O lo que es peor, ha dado lugar a “sobre-tratamientos”, con graves consecuencias posteriores y hasta la muerte para los innecesariamente diagnosticados y sobre-tratados.

ESTUDIO DE CASOS POR SOBREDIAGNÓSTICO Y SOBRETRATAMIENTO

Como hemos ya visto, el sobre-diagnóstico se refiere a la detección excesiva de enfermedad, tal como la detección de tumores de los que, en estudios posteriores se ha sabido iban a tener un lento o nulo desarrollo, pero cuyo seguimiento con frecuencia ha provocado tratamientos innecesarios y perjudiciales.

No se trata de que el sobre-diagnóstico sea un error diagnóstico, puede tratarse de un diagnóstico perfectamente correcto. El error está en el pronóstico, pues aun siendo favorable, da pie para que alguno médicos insistan en la necesidad de continuar con las pruebas de seguimiento, pruebas que no sólo no aportarán normalmente ningún beneficio a los pacientes, sino que con frecuencia sólo implicarán que reciban «sobre-tratamientos», con posibles resultados de daño e incluso de muerte.

Cáncer de mama y escisión mamaria. Entre los casos de sobre-tratamiento mejor estudiados tenemos el de la escisión radical mamaria, tras la detección de un pequeño tumor mamario.

Infecciones provocadas por sobre-tratamiento. En lo que se refiere a la próstata, tenemos el caso de hombres que necesitan recibir un tratamiento antibiótico masivo por una infección provocada ¡tras hacerse una biopsia de próstata!

Cáncer de próstata y el marcador PSA. Se recomienda una biopsia de próstata para hombres con un nivel de PSA de ¡a partir de 3! El PSA ha resultado ser muy poco fiable como marcador de cáncer de próstata, dando lugar a muchos falsos positivos.

DIAGNÓSTICO PROVOCADO.

Al hablar de sobre-diagnósticos y consecuentes sobre-tratamientos, me gustaría introducir un nuevo concepto y término en la literatura médica y científica, esto es, el de «diagnóstico provocado».

Se entenderá por «diagnóstico provocado» el diagnóstico obtenido por personas en buen estado de salud que por iniciativa propia y sin consejo médico alguno, se someten a pruebas médicas con el fin de obtener un diagnóstico para su conocimiento, sin causa real que lo justifique, y a menudo sin preparación o capacitación para comprender e interpretar los resultados.

El sobre-diagnóstico puede afectar prácticamente a toda la enfermedad, conduciendo con frecuencia a sobre-tratamientos.

No nos auto-definamos como enfermos. Reiterar que cualquier prueba diagnóstica, no importa cuán «no invasiva» y segura pueda afirmarse que sea, debe considerarse prueba invasiva, como hemos visto. En el mejor de los casos, someternos a cualquier tipo de prueba médica va a afectar a nuestro estado de ánimo, al autodefinirnos a nosotros mismos como enfermos o pacientes.

 

SOBREDIAGNÓSTICO DE CÁNCER

El sobre-diagnóstico de cáncer es la detección de cánceres asintomáticos, cánceres que no están creciendo o que lo hacen con tal lentitud que no causaran problema alguno a lo largo de la vida de la persona. Incluso no es infrecuente que algunos tumores puedan desaparecer espontáneamente sin tratamiento alguno.

Nuevos tumores a consecuencia de la radioterapia. Algunos tumores, siendo detectados pero asintomáticos pueden ser, naturalmente causa de sobre-tratamientos, lo que significa tratamientos innecesarios tales como cirugía radical o quimioterapia. De lo que sólo podrán derivarse indeseables efectos secundarios. Así mismo puede producirse la aparición de nuevos cánceres como consecuencia de la propia radiación o quimioterapia.

Resultados imprevistos. Los diagnósticos y tratamientos, aun siendo perfectamente correctos y justificados, pueden sin embargo causar nuevas patologías, de ninguna manera atribuibles a mala praxis. Ante tales resultados imprevistos solo cabe lamentarlos.

Sobre-diagnótico y sobre-tratamiento del cáncer de mama. El análisis de más de 35 años del registro SEER (Surveillance Epidemiology and End Results) concluye que muchos de los cánceres de mama detectados nunca habrían causado enfermedad alguna ni siquiera síntomas.

New England Journal of Medicine, 13 de octubre de 2016. “El sobre-diagnóstico de mama significa que ha habido mujeres sanas que han recibido diagnósticos innecesarios de cáncer de mama lo que a su vez ha llevado a sobre-tratamiento de cirugía, radioterapia o quimioterapia, con graves consecuencias físicas y psíquicas para muchas mujeres que han sido sometidas innecesariamente a radioterapia, quimioterapia y cirugía. Alguno de dichos tratamientos han tenido consecuencias mutilantes. Muchos cánceres de mama pequeños tienen un pronóstico excelente porque son de crecimiento lento.”

Sobre-diagnóstico de cáncer de próstata. La conocida Clínica Mayo, al igual que muchas organizaciones médicas internacionales, recomienda a los médicos no inducir a “hombres sanos”, esto es, a hombres sin síntomas de padecer enfermedad, a hacerse pruebas de detección de cáncer de próstata.

LA DETERMINACIÓN DEL PSA, UNA CATÁSTROFE SANITARIA.

“La popularización del test de PSA, dio lugar a un fenómeno de sobrediagnóstico que constituyó la mayor catástrofe sanitaria en salud pública habida hasta la fecha”. (Sobrediagnóstico: La determinación de PSA para cáncer de próstata. Journal of Negative and No Positive Results agosto de 2019)

Entre los años 80 y 90 se observó lo que parecía un aumento de las tasas de muerte por cáncer de próstata. Estudios posteriores revelaron una clasificación errónea de las verdaderas causas de muerte de pacientes que habían sido diagnosticados de cáncer de próstata.

El increíble error estaba en que se había equiparado diagnóstico de cáncer de próstata con muerte por cáncer de próstata. Se descubrió que muchos pacientes que habían sido diagnosticados como de padecer cáncer de próstata en realidad habían fallecido por otras causas no por cáncer de próstata.
Cuando un tumor no debe someterse a tratamiento alguno. ¿Cómo enfocar el cáncer de próstata? Los médicos deberían informar a los pacientes que la mayoría de los cánceres de próstata son de tan lenta o nula progresión que no deben someterse a tratamiento alguno.
El test de PSA debe ser suprimido. En palabras del descubridor de PSA (Ablin en 1970) “el test de PSA no es más fiable que echar una moneda al aire, por lo que debería ser suprimido. Sólo se sigue manteniendo por intereses económicos”.

Niveles altos de PSA pueden correlacionarse con cánceres que no progresaran, mientras que niveles bajo de PSA pueden ocultar cánceres letales.

Biopsias peligrosas y falsos positivos. La detección de tumores de próstata por PSA genera sobre-diagnósticos por falsos positivos, con pocas probabilidades de reducción de la mortalidad. En cambio muchos hombres previamente sanos sufrirán y sufren todavía en la actualidad, graves daños a consecuencia de pruebas invasivas, injustificadas o peligrosas tales como las biopsias de próstata.

A partir de los 70 años, se desaconsejan taxativamente cualquier tipo de pruebas de detección de cáncer de próstata, dado que los riesgos potenciales son grandes, siendo muy pocos los posibles beneficios.

 

NOTA PERSONAL

Cuando me detectaron el cáncer de próstata en un centro médico, dado lo supuestamente avanzado del mismo, me propusieron dos alternativas de tratamiento, las dos altamente agresivas: recesión radical de próstata y ganglios linfáticos adyacentes o tratamiento de radioterapia con hormonoterapia a lo largo de 2 años.

Nunca en mi vida había sometido a mi cuerpo a ningún tipo de tratamiento de medicina convencional ni siquiera alternativa. Siempre me he fiado de la sabiduría del organismo. Por lo tanto, en ningún momento se me pasó por la imaginación someterme a tratamiento alguno. De todas formas tengo que agradecer al urólogo y oncóloga que me diagnosticaron, que me informaran detalladamente (como era su obligación) sobre los efectos secundarios del “tratamiento curativo” de radioterapia que se me ofrecía, a saber:

1) Inevitable sangrado de colon, ya que al tener que irradiarse no podría evitarse irradiar el colon al mismo tiempo; 2) Posible desarrollo de cardiopatías, por la radioterapia; 3) Depresión y cansancio por bajada de defensas; 4) Estreñimiento; 5) Incontinencia urinaria, entre otros efectos secundarios.

Observemos que recomendar un tratamiento agresivo contra un cáncer a personas de edad avanzada, es considerado por la propia medicina convencional, como un grave error médico. Yo contaba con 73 años cuando me ofrecieron el tratamiento.

Ofrecerme tal tratamiento agresivo, era todavía más absurdo considerando que me encontraba en perfecto estado de salud, sin manifestar ningún síntoma de enfermedad

La aceptación de tal tratamiento me habría convertido repentinamente en una persona real y verdaderamente enferma ¡a consecuencia del tratamiento, no del tumor!

En estos momentos, cuando escribo esto, madrugada del 20 de abril de 2022, cumplo unos hermosos 76 años. Nunca en mi vida me he sentido mejor tanto física como mentalmente.

Actualmente vivo en Arenas de San Pedro, en el corazón de la Sierra de Gredos, lo que me permite practicar a diario mi actividad favorita y con el máximo nivel de exigencia: subir y bajar montañas, sólo o acompañado.

Desde mi ventana, mi esposa y yo nos deleitamos en la contemplación de las relumbrantes montañas cubiertas de nieve durante una buena parte del año, montañas presididas la más alta y señera, La Mira, con sus cerca de 2500 metros de altitud reina sobre multitud de pueblos y valles que puede contemplarla.

¡Muchas gracias a todos por vuestra atención y apoyo!

Eugenio.

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